Kim Jong-un insiste en su modelo de desarme con la cumbre aún en el aire
Subrayó su deseo de desmantelar su programa atómico de forma "progresiva".
La cumbre entre Washington y Pyongyang sigue aún en el aire después de que el líder norcoreano Kim Jong-un subrayara su deseo de desmantelar su programa atómico de forma "progresiva", afirmación que choca con las aspiraciones de EEUU.
A poco más de 10 días de la fecha prevista para que la histórica cita se celebre en Singapur, ambas partes continúan trabajando a contrarreloj y en diversos frentes para tratar de acercar posiciones en torno a un posible modelo para la desnuclearización norcoreana y lograr finalmente que la cumbre se convierta en una realidad.
Sin embargo, las palabras de Kim dadas a conocer hoy por la agencia estatal norcoreana KCNA enfrían el mensaje optimista dado el jueves por el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, que habló de "progreso real" tras su reunión en Nueva York con Kim Yong-chol, mano derecha del mariscal norcoreano.
A su vez, hoy está previsto que este lugarteniente de Kim Jong-un entregue durante una reunión en Washington al presidente de EEUU, Donald Trump, una carta firmada por el mariscal que podría suponer un mensaje definitivo de cara a que la reunión entre mandatarios finalmente se haga o no realidad.
En todo caso, horas antes de que Trump pudiera siquiera ver el sobre sellado, KCNA publicó un contundente mensaje de Kim Jong-un, que podría resultar premonitorio.
En él, el líder reiteró su compromiso "consistente e inmutable" para lograr la desnuclearización de la península de Corea, pero a su vez incidió en su deseo de que tanto este proceso como las relaciones entre Pyongyang y Washington "se resuelvan de forma progresiva".
El líder norcoreano (que se pronunció así durante su reunión de la víspera en Pyongyang con el canciller ruso, Serguéi Lavrov), señaló en todo caso que el tema de la desnuclearización debe resolverse mediante "diálogo efectivo y negociaciones constructivas" con EEUU.
Las palabras de Kim abren otro episodio en la montaña rusa que están protagonizando EEUU y Corea del Norte en las últimas semanas para lograr que se lleve a cabo la histórica cumbre (que sería la primera entre líderes de los dos países) el 12 de junio en Singapur.
Hace una semana el propio Donald Trump canceló oficialmente la cita debido precisamente a las diferencias en torno al posible modelo de desarme para Corea del Norte, el cual, según Washington, debería ser un proceso completo y casi inmediato.
En cambio, el régimen parece querer anteponer las garantías para su supervivencia como condición previa a un proceso de desmantelamiento gradual y acompañado de un levantamiento acompasado de las sanciones.
Pese a los roces, una serie de intercambios amistosos entre los dos países y la cumbre sorpresa que mantuvieron el fin de semana Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, volvieron a resucitar in extremis la posibilidad de que hubiera cumbre.
Por ello, esta semana se ha activado una intensa ronda diplomática en tres frentes que pasa por el viaje de Kim Yong-chol a EEUU, las discusiones en la frontera intercoreana entre dos delegaciones que tratan de fijar una agenda y otras conversaciones bilaterales en Singapur para concretar la logística.
A esto se suma la reunión de alto nivel que han mantenido hoy las dos Coreas para implementar las medidas acordadas en su cumbre del pasado 27 de abril, en la que se comprometieron a trabajar para la paz y la "total desnuclearización" de la península.
El delegado surcoreano en este encuentro, el ministro de Unificación Cho Myung-gyon, dijo antes del mismo que ambas partes tratarán de activar lo acordado "creando al mismo tiempo una atmósfera positiva para la celebración de la cumbre entre Corea del Norte y EEUU".
Las partes implicadas quedan ahora a la espera de lo que diga el viernes Trump, cuya respuesta, casi definitoria, dependerá probablemente de lo que haya dentro de ese sobre sellado que le ha enviado Kim Jong-un.
EFE